El microchip es una capsula pequeña del tamaño de un grano de arroz que se inyecta debajo de la pieldel animal en la parte lateral izquierda del cuello.
Los veterinarios y autoridades correspondientes que posean un escáner podrán leer los números digitales instalados en el interior de la capsula.
Si un perro o gato se perdiera y tuviera un microchip, podemos acudir a un veterinario para que lo leyera y así obtendríamos los datos de información de su dueño para devolverlo a su hogar.
El microchip es permanente, no se puede remover o alterar de esta manera se facilita la devolución a su dueño en caso de extravíos y se disminuye la cantidad de abandonos o robos.